domingo, 16 de noviembre de 2008

Que vivan las novios!

Viendo el vídeo de la boda de mi prima, mi abuela lleva repitiendo toda la mañana una sola frase… “Nuri, el día que te cases que guapa vas a ir!” y yo no puedo más que sonreírle y pensar… ¿me casaré algún día? Es probable, pero... ¿estarán ellos para verlo? Eso no lo sé.

Boda aparte, llevo días meditando acerca de mi vida sentimental, de la que con sólo 25 años podría escribir una novela rosa, al más estilo Danielle Steel. Viendo este mismo vídeo, anoche mi tía reflexionó sobre ello, sentenciando que había tenido mala suerte en el amor.
¿Mala suerte? Puede que algunas cosas no salgan como tú deseas porque no dependen solamente de ti, pero de la mayoría somos responsables directos o indirectos. Yo decido cómo vivir mi vida y con quién. Me equivoco, pues soy humana, he dejado escapar a personas maravillosas y otras me han dejado escapar a mí. Pero ¿se puede mandar sobre el corazón? Yo no. Seguramente si eso fuera posible todo sería más fácil, pero como sólo ocurre en contadas ocasiones, y a mí aún no me ha pasado, tenemos que aprender a sobrellevar lo que nos dicta esa vocecilla interior. La mía últimamente está inconformista, no quiere amores a medias, amores forzados, amores sin música. La música que hace que se disipe cualquier atisbo de duda y simplemente bailes sin parar hasta que deje de sonar o hasta que la muerte la calle.
Las veces que me he enamorado he terminado con el corazón hecho añicos. Pero eso te hace más fuerte, más exigente, más madura. Aun con todo el aprendizaje hay momentos en los que me siento muy sola. Tengo personas a mi alrededor que sé que están ahí para tenderme la mano y abrazar mis soledades, pero no es un sentimiento físico el que me daña, es la soledad del alma, contra la que todos luchamos.

Seguramente llegará el día en el que ese sentimiento desaparezca, para siempre o no, pero sea lo suficientemente firme como para compartirlo en cuerpo y alma. Y ese día, abuela, me verás vestida de blanco (aunque sea roto) y yo te veré sonreír orgullosa porque tu nieta, al fin, se ha casado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Menos mal que me hisciste un poquito de caso :) Veo que has vuelto inspirada... y profunda.

25 años son suficientes para saber lo que uno no quiere, que es lo importante. Los amores a medias no son amores, pero ayudan mucho a darse cuenta de eso mismo. Hablaremos más despacio sobre todo esto...